miércoles, 13 de agosto de 2008

Navegante

Ya no hay playa, el viento se la llevó toda, ni un solo castillo de arena quedó estoico. Ando mar adentro, navegando mi destino, con rumbo desconocido. Mar abierto está mi vida, ya no existe castillo donde refugiarme.
Vuelo, nado, siento pero ya no quiero detenerme por no encontrar tus ojos. Mi nave está entera, busca anclar en un puerto llamado reciprocidad... sigo viaje, no me detengo y reafirmo que el amor es una lotería y está librado tan al azar como lo que sentimos por alguien sin explicación alguna.
Anclado eternamente en mi corazón se encuentra este sentimiento que te pertenece. No se escapa, ya no se ahoga, salió a flote cuando te lo hice conocer: te pertenece.
Sigo viaje... mar adentro... mar abierto...

sábado, 2 de agosto de 2008

Paloma

Desde hace unos años, adquirí en forma innata, una capacidad (?) innecesaria para escuchar todo ser viviente mientras aparea.
No entiendo aún porque mis oidos tienen ese don.
Desde que me mudé se agudizó. Con decirles que la primera noche, lo que me despertó en un momento de la madrugada no fueron los ruidos desconocidos del lugar, sino las voces de unos vecinos que muy sedientos de pasión, gritaban su frenesí desde la ventana de su cocina y retumbaba el conjunto de onomatopeyas por el hueco del edificio.
Pero los que más me sorprenden son mis vecinos de abajo, que religiosa y unicamente, los domingos 9.30 hs le dan a la matraca con un particular gemido por parte de la patrona: parece una paloma.

¡Joven argentina, péguele una patada al balde y grite con confianza, despacio se llega, pero deje de hacer sonidos de paloma degollada, se lo ruego por favor!