sábado, 14 de marzo de 2009

Sueños son... (sin ton ni son)

Soy de soñar bastante, mucho para ser más precisa. Suele ocurrirme que el sueño que tengo me marca el día o si estoy mal animicamente, lo peor vivido en mi realidad, viene a mis sueños.

Otras veces, cuando tengo que hacer muchas cosas y el tiempo no me alcanza, sueño con todo lo que apremia hacer al otro día y cuando despierto, realmente no se si fui a pagar el ABL o lo soñé. También ocurre a menudo de tener sexo insuperable con alguien que ya estuve o con quien me gustaría estar, otras veces no conozco al afortunado, ni le veo la cara (menos mal que es un sueño).



Lo de hoy me supera. Descansé, por fin dormir de largo sin el maldito celular sonando 6 am, dormí hasta que el sol logró entrar por las pocas endijas que dejé abiertas. Ahora tomando mate se me vienen recuerdos a mi mente y me río del sin sentido de mis 8 horas de reposo: un tren que aparece de la nada y casi nos atropella a una compañera de trabajo y a mi. Acto seguido estaba Cristina (hubiera preferido que el tren me pisara), me tenía secuestrada. Luego de un par de horas logro soltarme y por venganza y despecho rompo en mil pedazos su Louis Vuitton, ella entra en pánico, grita como nunca, más que en cualquier acto partidario en Berazategui; por orden de ella sus custodios tratan de esposarme, pero no lo logran... el edecán me señala un atajo y puedo escapar de ese galpón, no sin antes agarrarla desprevenida por detrás, arrastrarla hasta el típico tanque que siempre hay en esos sitios y meterle la cabeza dentro de él hasta lograr que quede sin maquillaje; en un momento, cual Narciso, logra verse reflejada y grita más, espantada de su imágen, hasta taladrar los tímpanos de todos los presentes... quienes se desmayan de inmediato, menos yo, que huyo con media cabellera rojiza de nuestra presidente en mis manos. Instantaneamente, aparezco en el Cerro Arco, observo vuelos increíbles y me doy cuenta que aún no saqué la digital de mi bolsillo para registrar esto... pero no importa, ya es mi turno y vuelo nuevamente por los cerros mendocinos, sin pelos rojizos entre mis dedos, pero si con la cámara en mano y volviendo a deleitarme por los aires... disfrutando mi orgasmo de 20 minutos.

1 comentario:

Fran dijo...

Pobre Cristina! (y pobre Narciso) :P