martes, 9 de septiembre de 2008

Un par de sucesos desafortunados

Y Fran me lo dijo: es día para quedarse en casa. Pero hice caso omiso y atolondrada como ando por la vida, me caí a dos pasos de mi hogar: lo primero que verifique es que el jean no se me haya roto y si alguien me vió, pero afortunadamente no estaba ni el loro, si con semejante día lluvioso y frío ¡a mí sola se me ocurre salir ! (imaginaba a algún vecino que cada vez que me vería, pensaría: uy, es la gorda que se cayó y quedó pegada como estampilla en el suelo), me levanté, verifiqué que la torta que llevaba estaba en condiciones y con mi cojez recientemente adquirida, fui hasta la avenida


.Ví el colectivo y lo corrí (renga), cuando logré sentarme, empecé a reírme a carcajadas por lo torpe que soy, por el dolor, por lo apurada que ando siempre (y los pasajeros empezaron a mirarme mal) pero yo no podía controlar el ataque de risa que tenía... creo que me salvaron los auriculares que los tenía puesto y tal vez más de uno (luego de seguir riéndome por 10 minutos sin parar) creería que era algo muy divertido lo que estaba escuchando. Pero no, ustedes saben la verdad de la milanesa (?).

Hoy a la mañana, muy dormida haciéndome la planchita, escucho un ruidito: ¡se estaba prendiendo fuego el cable! y yo soplando con estos pulmoncitos con día de 100% humedad que no podía ni apagar un fósforo. La saqué barata, podría haber quemado mi hermosa cabellera.

Andar radiante por la vida tiene su costo. Sépanlo

4 comentarios:

Anónimo dijo...

jajajaj que dia eh!!!!!! en fin a quien no le paso de mepezar a reirse como loca delante de desconocidos, pero alla ellos!!!!! besos y nos tenemos que ver URGENTE gi

Anónimo dijo...

uy! la tentación de risa! siempre en el momento y lugar mas inadecuado, jaja,... una vez me pasó en el San Martín, en un ciclo de cine japonés, durante una película dramática y con una sala llena en donde los únicos occidentales eramos nosotros... me tenté por una boludez... y al cabo de los primeros 10 minutos de reirme sin parar casi me dan un curso acelerado de artes marciales!! jajaja
insisto, muy divertido tu blog

Alejandro

Grisel dijo...

jajjajaja, me descostillo con lo que contás Ale!... me pasó de tentarme en la cara de un vendedor de enciclopédias en la feria del libro, porque me las quería encajar como si por solo adquirirlas, cambiaría mi existencia en este universo...ME REÍ FIERO EN UN CARA y mi amiga disculpándose... en fin, no lo dejan ser felíz a uno!

Anónimo dijo...

pero claro que te cambian la vida!... sin ir mas lejos, ahora sabrías el número atómico del Rutenio o el peso del Sol... no es poca cosa!...
Además, con lo lindas que quedan esas enciclopedias de cantos lustrosos (con perdón de la expresión y sus distintas acepciones) ¿quién puede no desear tener una en su biblioteca?...
como siempre digo, lo malo de comprar libros es que hay que leerlos, jajaja

Sds,
Alejandro